A usted señora, a Ud. mi gata en celo, desvelo del amor en catarata, que confundes tejados con el cielo y te limpias la boca en mi corbata; a usted, que con dos besos desbarata los lunes tormentosos de pomelo, de los meses que llevas siendo gata, apártame un abril de terciopelo. Con las horas que restan, improvisa, yo soy un partenaire en estas lides de ver salir el sol cuando amanece. Penitente, me quedo en tu cornisa, si precisas mi boca, me la pides, maúlla, cuando quieras que te bese.
Fogata, brasa mulata, donde mi boca se pierde, piel encendida de gata, corazón de piedra verde. No hay noche que no recuerde la noche bajo tu bata, gata que araña y que muerde, mano que ronda y rescata. Candela, beso que cela el cielo que aterciopela la mano que te desata; nudo de seda gatuna, para querer, cada una, tus sietes vidas de gata.
Se quita la gata su blanco pelaje, lo dobla en mitades con sumo cuidado, enaguas de hilo, braguitas de encaje, con una belleza de ajuar delicado; el gato la mira, bandido y callado, tenderse en la cama con gesto salvaje, sedienta de besos por cada costado, divino paisaje. Le muerde la cola con ansia gatuna, “como tú ninguna" le dice embobado y asalta sus labios, (el beso robado tiene gusto a luna). La gata del cuento, felina fortuna, sin pizca de sueño, se acuesta a su lado.
La Banda del Gato, con cuatro instrumentos, compone canciones de amor a la gata, piolines de tiento, platillos de lata, timbales, maderas, teclados y vientos; la Banda del Gato, de oscuros talentos, ensayan a diario la azul serenata, bajo el espejismo de un cielo de plata y un coro afinado de estrellas de cuentos. Felinos los dedos, gatunas las manos, “songoro cosongo” de sones cubanos en un trabalenguas de tinte mulato; azúcar, azúcar, canción habanera, la gata encendida mueve la cadera y bailan dichosos los ojos del gato.
Después de todo soy una gata que se desata como cualquiera, negra pantera, beso escarlata, boca de plata, quien lo dijera; después de todo, ninfa y guerrera, flama y hoguera que te arrebata, por la fogata de tu caldera, me quemo entera, pata por pata. Carbón y lumbre de piel ardida, como una fiesta de bienvenida, sol de mi vida que me incineras; después de todo, rabiosa llama, soy el deseo sobre tu cama, felina y dama. Cuando tu quieras.
Nota del autor del Blog "Apenas Penas", Académico de Número de la Academia Porteña del Lunfardo: El material aquí volcado, ha sido inscripto en la Dirección Nacional del Derecho. de Autor/Ley 11.723 / Exp. 423353 / 530312 / 554203. Expediente: RE2019 - 21061174 - APN - DNDA / 8 de abril de 2019.
Parte de él ha sido incluido en mis libros: "Llevarás en la piel / De diluvios y andenes / Oceanario y De lunfa somos".