Compra frutos de mar en el mercado
y un ramito de lis para la mesa,
desentona vivaz la Marsellesa
y que el diablo le quite lo cantado.
Con gesto delicado
engalana su boca de turquesa
y con dignos modales de princesa
sobrelleva un antojo reservado.
Con la cola bien tiesa,
del mercado de frutos se regresa
y cenamos los dos, salmón rosado.
Apenas hubo el postre terminado
en mis labios felinos se atigresa
y apaga el farolito del tejado. ©
Del libro Llevarás en la piel.
Pintura: Makoto Muramatsu
Recitado en el Café Tortoni.
domingo, 8 de julio de 2018
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