Baudelaire y Rimbaud eran dos gatos, al pairo de las horas parisinas, confundiendo luceros con espinas y espejismos de amor con arrebatos; con manchones de tinta en los zapatos y reproches de cal de las vecinas, rondaban andrajosos las esquinas, en medio de artilugios literatos. Baudelaire y Rimbaud, por los tejados, con ayuno de besos demorados y un responso de rimas insensatas, bajo un cielo carmín de luna llena, hermanos consanguíneos de la pena, con destino de amor, pero sin gatas.
La gata ronda, rondando, el boulevard de la esquina, de amores desesperando su larga cola felina; ¿hasta dónde y hasta cuándo? pasiones de tinta china y el gato filosofando sobre el rosal y la espina. Ardores de contrabando, gira el reloj de la noria y el tiempo que va pasando de sucesión sucesoria, y la gata de la historia, depilada y esperando.
La gata se piensa felina tigresa, salvaje de amores, como un torbellino, desde su barraca, nocturna y espesa, ronda mi destino; avanza en silencio, mortal asesino de boca confesa, oscura de sombras clausura el camino, con cierto arrogancia de gata "montesa". Sutil cazadora, marca donde pisa, cuidando el detalle de cada pisada, azul, la mirada, desde el arabesco de cada cornisa. Tal vez no recuerde la vieja premisa y acaso la fiera termine cazada.
Nota del autor del Blog "Apenas Penas", Académico de Número de la Academia Porteña del Lunfardo: El material aquí volcado, ha sido inscripto en la Dirección Nacional del Derecho. de Autor/Ley 11.723 / Exp. 423353 / 530312 / 554203. Expediente: RE2019 - 21061174 - APN - DNDA / 8 de abril de 2019.
Parte de él ha sido incluido en mis libros: "Llevarás en la piel / De diluvios y andenes / Oceanario y De lunfa somos".